“Construyo una forma de universo: creo en ella, y es el universo”. E. M. Cioran, Breviario de Podredumbre.

Portada del libro Y un tercio bestia, de Berenice B. Navarro
Leyendas, nos acompañan desde la cuna a la tumba. El mito es nuestro alimento. Hay mundos que se escapan a nuestra vista, ocultos por la oscuridad, la del mundo y la de la razón. A esos mundos, para entenderlos, los convertimos en ficción. Arrojamos sobre la oscuridad que los cubre un haz de luna. Pero entonces, bajo la luz de la luna, todo nos parece tenebroso y fantasmal. Siempre, de día o de noche, la realidad que percibimos es un espejo distorsionado.
Y un tercio bestia es un fragmento de historia. Una historia oscilante, indefinida entre la fantasía, lo maravilloso, el dark tale, quizá también entre la verdad. Hadas, ninfas, silfos, vampiros… Para la mayoría de las personas son cuentos, historias para animar veladas y noches de tormenta, para asustar a niños crédulos y mentes ingenuas. Para unos pocos, en cambio, son una realidad incontestable. Pero lo que existe, lo hace sin importar si lo creemos o no. Así como la tierra giraba imperturbable, miles de años antes de que el hombre lo supiera, así esta historia ha permanecido entre las hojas de un libro en la infinita biblioteca de la imaginación. Sí, imaginación, esa de la que Einstein decía que era más importante que el conocimiento. Más importante porque el conocimiento puede llevarte de A hasta B, pero la imaginación puede llevarte a todas partes. Por eso hay libros que algunos no pueden leer.
Bienvenidos al mundo de Y un tercio bestia. Esta historia nos transporta a la Hungría de los magiares, a esos bosques colindantes con Valaquia (ahora Rumania, donde se encuentra Transilvania, que antes perteneció a Hungría), bosques que el hombre medieval no ha podido reducir del todo. Bosques a donde se ha refugiado lo fantástico, lo sobrenatural, y donde su gente convive con la superstición como si esta fuese un cruce de lobo y perro doméstico. Aldeas donde la gente es capaz de abandonar a un niño en el bosque si sospechan que en realidad es un ser feérico: una suplantación de las hadas, a quienes consideran malignas, un niño producto de la unión entre un humano y un hada que se ha hecho pasar por humano. Donde los revenants, los strigoi, los vampiros, son realidad incontestable.
En estos lugares las supersticiones humanas no se sustentan del todo sobre mentiras. Porque es cierto que entre estos parajes umbríos habitaron antaño unas criaturas monstruosas que los humanos llamaron vampiros y que azotaron las aldeas. Y entre estos mismos parajes umbríos, habita una ninfa, Hylfide, un hada hija de la estirpe que los griegos llamaron Melíades, las primeras hadas, surgidas de la sangre derramada por Urano cuando fue castrado por su hijo Cronos. De belleza que un humano llamaría ambiguamente angélica, esta hada no se diferencia del resto de sus semejantes, excepto en una cosa: su obstinación en procrear un hijo con un humano. Una idea que de tiempo en tiempo se propaga como el fuego, se extingue y vuelve a renacer entre las criaturas fantásticas: que una estirpe de hadas-hombres, logrará unir al mundo feérico —así como a elfos, gnomos, y otros seres—, y al mundo humano, salvando a ambos de la aniquiladora codicia de los hombres.
Pero para la época que la humanidad cuenta como el s. XVI de su convulsa historia, ya ningún ser fantástico conserva la esperanza de esta idea. Porque muchas hadas lo han intentado antes, pero ninguno de estos intentos llega a feliz término: los pocos que logran nacer fruto de estos intentos, mueren poco después de que sus ojos ven la luz. Los seres fantásticos se resignan: nada puede su leve magia contra el avance de los hombres. Sobreviven en las profundidades de los bosques, y cuando esto ya no es posible, se adentran más allá, en los trasfondos etéreos de la naturaleza, invisibles a los ojos humanos, llevando una vida reducida, limitada, pero todavía posible mientras quede algo de naturaleza pura en el mundo que les ha sido arrebatado. Sólo Hylfide conserva en su corazón aquel deseo imposible que no espera convertir en realidad. Vaereen, el silfo, su compañero de infancia, perteneciente a la estirpe de las hadas de los vientos, es el único que comparte su sueño: el mundo feérico todavía puede ser salvado. Los silfos y las sílfides aman el conocimiento, y él ha estudiado por años a humanos y a hadas. Vaereen le revela a Hylfide un camino posible para esa unión de humanos y hadas: “El amor, Hylfide, la fuerza más poderosa de la naturaleza, de la que no escapan ni hadas ni humanos, es la única que puede ayudarte. Si te enamoras de un humano, y él se enamora de ti con un amor fuerte y real, lograrás engendrar un hijo, y ese hijo vivirá”.
Hylfide, con cuerpo humano, conquista el corazón de Vajk Farkas, el joven conde de Orssägg. Los une un amor fuerte y real, ese del que Vaereen le ha hablado a Hylfide, y poco tiempo después de la boda, la noticia de un futuro vástago ilumina los oscuros pasillos del sombrío castillo de los Farkas, donde hace ya mucho tiempo que no se recuerda la alegría. Pero los viejos muros ya no pueden sostener ninguna felicidad, y antes de que el anhelado hijo de Hylfide vea la luz, Vajk ha muerto en batalla contra los otomanos.
El niño nace una noche de San Juan, la noche en la que se abren los portales mágicos. Su piel es tan blanca que parece hecha de luna, de nata de leche, de savia… Los que lo ven dicen que es tan bello que en vez de niño parece ángel. La pena de Hylfide por la pérdida de su conde queda relegada por la inmensa felicidad de ver logrado su sueño: el niño es sano, es fuerte, es perfecto. Tiene los singulares ojos color violeta de su padre y su mismo pelo negro. Parece en todo un niño humano, pero Hylfide reconoce en él los rasgos ocultos de su herencia feérica. Sin embargo, la muerte empieza a rondarlo, y pronto se hace claro que el amor no será suficiente para librar a la criatura de su destino.El amor no será suficiente, y en su auxilio, tendrá que venir la sangre.
Y con esta premisa arranca Y un tercio bestia. Al niño le espera un camino de amor, muerte, sangre y venganzas.
Todo lo dicho hasta aquí, ni siquiera es el inicio.
BBN
Mayo, 2025